28.9.06

Yo no dije nada...

1) Así es la cosa. Este post es una selección no tan arbitraria de algunos mensajes (o parte de ellos) dejados en este blog. Por qué? Porque representan en si mismos brillantes posts (restaría sólo encontrarles una imagen atinada a cada uno). Primera entrega.

LORD: Nada como la fábrica de insatisfacciones para los pobres con plata.
ONOFF: Es muy complejo entender las necesidades de los otros.
PASQUÍN: Habitualmente se refieren a la Esperanza como la hermana pobre de la Fe. Pero sin ella la vida seria demasiado dura y sólo con fe unos fundamentalistas de temer.
JUANA: Los paraguas me hacen acordar a una vecina del pueblo donde vivía mi vieja: cocinaba en la galería para no ensuciar la cocina y se bañaba en el patio, tras una cortinita para no ensuciar el baño de servicio que había hecho para no ensuciar el baño de la casa.
HADES: El pitagoreísmo siempre ha sido el refugio de todos los obsesionados por el conocimiento. Lo curioso es que el motor de ese continuo movimiento sigue siendo el escepticismo.
ENDEMUS: Un golpe en el pecho y otro más, a seguir después. Quedan horas para sanar.
JB: El poeta prefiere invocar la ausencia, pero parece que la presencia es más fuerte.
PAULO: Caro cipriano: En Brazil es mucho pior. Argentina es un paradiso!!! Despierta Evita...despierta!!...
DIOS: Me acabo de fumar las hojitas con que Adan y Eva huyeron del paraíso tapándose sus partes más dulces. No entiendo un corno de lo que sucede en los Blogs!. Soy un eunuco en una competencia de quién la tiene mas grande. O las hojitas estaban buenas o soy de otro planeta?

2) Por favor, que llueva.

24.9.06

lo dejo a tu criterio

1) Intentaba ponerme a buscar-crear-sugerir-plagiar tres nombres para unos softwares, después de corregir unas notas, entre ellas una sobre equidad en el acceso a los sistemas de salud. Rastreando posibilidades encuentro la página de Goldvish, qué se yo cómo. La recorro rápidamente. Me detengo en las ediciones limitadas. Suena el timbre. Me podría ayudar para poder llevarle algo de comer a mis hijos?. Hablamos unos diez minutos, armo un pequeño paquete. Se va. Retorno. Abro Blogger.


2) En Francia se vendió el teléfono celular más costoso del mundo. El felíz poseedor es un hombre de negocios ruso que lo adquirió para su esposa: algo así como 5 millones de pesos (1.2 millones de euros). Creado por GoldVish SA, una compañía de telefonía, particular digamos, de Ginebra: oro blanco de 18 quilates y 120 diamantes calificados VVS-1, diseñado por Emmanuel Gueit. Dicen, sólo dicen, que la esposa del ruso estrenó el aparatito para comentarle que las hijas no querían que se incinerara, tal lo planeado, el álbum de fotos del abuelo sobre las huelgas rojas de 1917.

23.9.06

que ni se te ocurra, eh

Viene el calor nuevamente. Dar clases se transforma en algo insoportable, 50 pibes en aulas para 30 con suerte. Y encima, vos vestido hasta el cuello y los futuros colegas en bermudas y ojotas. Y después los exámenes. No tengo nada contra la forma de vestir, menos si es cómoda, pero si dentro de unos días vas a ser ingeniero no podés ir a rendir un final en ojotas . Si te deslumbraran con los temas, quizá ni te das cuenta. Pero no, en ojotas y más perdido que tarzán en el sahara. Dele profe, una ayudita, es la quinta vez que vengo, me dijo. Veamos, respondí, pero sacate los auriculares del mp3 primero. Mal. Me senté a esperar los resultados y a pensar de qué forma soportar mis medias y mis zapatos. Tarde. Muy tarde como con todas mis iniciativas de inventor. En el 94 se patentaron los zapatos con aire acondicionado, dónde si no en us (algún día se les va ocurrir algo verdaderamente útil?). Dele profe, no entiendo. Otro tema: el envenenamiento de los perros en la capi. Da pena ver los dueños de mascotas teniéndolas alzadas para que no tomen contacto con la naturaleza intoxicada. Más si se trata de un dogo. Pues bien, también está patentado. Mochila manos libres. Y podés saludar a los vecinos, acomodarte el rodete o hurgarte la nariz por el mismo precio.


Última: bañar los pibes cuando dicen no tenemos ganas. Un perno. Te envolvés con la cortina del baño, pegás un par de gritos y arrancás. Después, claro, qué le podés encontrar de grato a la vida. Nada. Pero mientras el hombre pisaba la luna ya estaba la solución: lavadero automático para humanos (patentado en 1969). No dan las medidas en casa me parece.Si querés alejarte de todos los jefes posibles y ser dueño de una invención que te haga millonario de un día para el otro (y además estás al re-pedo, supongo como yo en este momento), consultá http://totallyabsurd.com/ como para que no pierdas el tiempo diseñando algo que ya está con su patente por si las moscas enloquecemos un poquito más. Dele profe, no entiendo.

21.9.06

estética del comportamiento

1) Estamos mal pero vamos bien o estamos bien pero vamos mal o estamos mal y vamos mal o estamos bien y vamos bien, he aquí la cuestión, creo que no hay más combinaciones posibles. Terminé el día redactando: Me dirijo a Ud. para poner a vuestra disposición mi renuncia a las actividades... Otra vez.

2) Un amigo con humor, raro digamos:
- Me vuelve loco esa mina pero no quiere verme
- Ya te mandaste una macana!!
- No no, es ciega

3) - No sé si es moral, ética, no sé
- Lo suyo es estética del comportamiento
(joder!, una frase para el recuerdo, de antología)

4) Subir al auto y darte cuenta que está en reserva y no encontrar un puto lugar a mano para llenar el tanque, tomar las calles equivocadas y complicarte 45 minutos con el control policial por el recital de callejeros en el chateau carreras, y, obvio, vos solamente con los ojos en la pequeña luz amarilla y calculando a cuántos km recorridos equivalen 45 minutos avanzando poco pero con el motor en marcha. Abrir una rhodesia y que se te caiga en la camisa dejando un sello de chocolate, volver no podés así que probás lamiéndolo. La cosa empeora. Uso el pulóver y listo, digo, aunque esté bastante caluroso. Logro llegar para redactar una renuncia. Tranquilo, será anécdota me digo. El día cierra como lo había presentido.

19.9.06

Juan Cipriano Torres IV. Un año


1) Un año con Juan Cipriano Torres. Vamos a terminar de presentarlo. Pensé que nunca volvería a verlo, pero no iba a ser así. El juancho quedó preso en Vera, en la jodida cárcel de Vera. Mis abuelos vendieron la casa, yo volví con mis padres, terminé la secundaria y comencé con la universidad en la docta. Una tarde, de visita por los pagos, le pedí el auto a mi viejo y enfilé para las afueras. Mis abuelos ya estaban muertos. Dí vueltas por la zona, atravesé las calles donde antes gobernaban las canchas de futbol, los criaderos de pollos, el campo abierto: casas y casas y más casas. Me costaba y me cuesta identificar restos de aquello. Pero encontré, aquella tarde, como parte del loteo sobre la enorme extensión que tenían mis abuelos, una esquina con la vieja pileta, una tipa inmensa que nos permitió asar tanta carne bajo su sombra como gritar goles de boca juniors con la oreja pegada a la tonomac. También un par de moras y parte de la construcción de la casa. Quité prolijamente un par de hilos de alambre del cerco y metí el auto. Me senté allí, en las escalinatas de la pileta, raro, como todos los regresos a lugares que fueron nuestros y que el tiempo fue devorando o mudando. Por unos minutos, fui vine fui y vine entre sonidos olores rostros e imágenes, hasta que una voz real, fresca, con acento guaraní me iba a sacudir. Hola patroncito, dijo, sonriendo, mostrando las encías. Ya no niño, patroncito. Hola Juan le dije, y me embargó el mismo sentimiento que me embarga ahora, en este momento. Cómo van tus cosas, agregué. Bien, respondió, no tendría unas chirolas para comprar cigarros para mascar?, susurró mirando hacia abajo con su ojo solo. Le dí dinero, levantó rostro y se quedó mirándome, sonriendo. Quedamos así un largo rato, no teníamos nada para hablar, para comentar, para preguntar, todo lo que nos unía ya no estaba. Sólo estábamos nosotros, unidos por un débil hilo. Oky nga’u (ojalá llueva), dijo. Ojalá Juan, ojalá le respondí. Y se fue, para siempre. Me quedé un tiempo más, hasta que cayó la noche. En la cena con mi familia, sólo me limité a mirar. A mi nunca me amedrentó todo lo que se decía de él, siempre tenía hilo en los bolsillos. Opurahéi tape rupi, es la frase que más recuerdo. Canta por el camino. Si, más hoy, que llueve y cumplimos un año. Por esto, y algunas otras cosas este blog se llama Juan Cipriano Torres. AQUEL HOMENAJE: EL DEL OLVIDO, VIVIENDO VIDAS MENORES. Canta por el camino.

2) Último mensaje en el post anterior, una adelantada. JB dijo Feliz cumple para su blog, Cipriano. No se puede quejar del festejo: la tan esperada LLUVIA!!!!!!!

3) Datos, en la era de la estadística:
  • El 19 de setiembre del 2005 nacía este espacio
  • 19 de setiembre de 2006 escribo el post nro. 101
  • 3700 visitas, desde noviembre de 2005, más o menos
  • Las palabras claves: yakuzi, lindos culitos, nenas tragando semen y múltiples combinaciones absurdas en los buscadores, trajeron más visitas que guillaume apollinaire, césar vallejo, la forestal, Annie Bonny.
  • A mis 10 (más no hay) lectores fieles puedo reconocerlos generalmente por los números de ip de sus máquinas, sus navegadores y las versiones de sus sistemas operativos, está bueno, creo que de eso se trata, de tener interlocutores, pocos, un otro para establecer un diálogo, saber quién se conecta es como verlo venir caminando, de lejos, ah! es pasquín o alejandra o JB o lord o hades o endemus o carlos o amanda o border o kaiten o paula o ... Gracias
4) Para el festejo no hay torta, hay chipá, chipa o chipacito, especie de panecillos de harina de mandioca o maíz, típicos de la gastronomía paraguaya. La ligereza de la fécula de mandioca, molida muy finamente, le da una consistencia especial y permite que sea el queso fundido el que domine el sabor. Y vino. Y sapucay. Después los redondos y ac-dc al taco, y que se pudra la nena.

18.9.06

Voy a hablar de la esperanza

Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.

Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente.

Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo!

Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente.

(César Vallejo, Poemas en prosa)

15.9.06

Juan Cipriano Torres III

Disparando e´la polecía, supongo habrán sido las primeras palabras cuando mi abuelo lo miró profundamente. Le dió trabajo en una ladrillería incialemente (a unos 600 metros de donde vivíamos), una casa después, y el título de criado al final, ocupándose de los animales y de la jardinería en la propiedá, como él decía, del patrón. Iba a tener un respiro por mucho tiempo. Ya llevaba unos treinta años allí cuando lo conocí, yo tenía alrededor de 5. Era una especie de hombre de la bolsa primero, vaya decía mi abuela, vaya a dormir la siesta porque si no se lo va a llevar el juancho. Y a la cama, sin titubeos. Había hecho pareja con una boliviana, la ñata, que se ocupaba de la limpieza de la casa, no medía más de 1,40, retacona. Venían de lunes a sábado cuando amanecía y se iban a media tarde en medio de una jauría. Primero llegaban los perros y después ellos. Los perros, quedaban todo el día junto a la tranquera, jamás entraban. Así fue como conocí a Juan Cipriano Torres, cuchillo cruzado en la cintura, barriendo el patio o dando de comer a los chanchos, cantando en guaraní y escupiendo la resaca del tabaco. Sombrero, boca desdentada y esa enorme cicatriz, hombre de temer que me decía niño usted quiere hilo, metiendo las manos en los bolsillos y sacando pequeños rollitos (era el hilo con el que se cierran las bolsas de arpillera). Yo estiraba la mano manteniendo cierta distancia y me iba a terminar la trampa para pájaros o el barrilete o remolcaba el duravit. Así fuimos entrando en confianza, mediante el hilo. Después los clavos, el alambre, las primeras frases en guaraní, las historias de hacheros. Juan Cipriano Torres, el juancho. Una tarde los perros aullaban de manera misteriosa. Alguna desgracia, se rumoreaba. Esa madrugada, de su boca escuché la palabra muerte con toda la fuerza que puede azotar a un niño: aferrado a la reja del enorme ventanal de la cocina le decía a mi abuela que había muerto la ñata. Se murió la ñata, recuerdo. Parece que por un golpe, vaya a saber, nadie habló. Y la velaron nomás, allí, en el living de la casa de mi abuela, y el juancho lloraba por un solo ojo, el otro está muerto supo decirme. Y el juancho perdió el norte. Aña retã. Angue. Mba'embyasy. Otra vez está tomado susurraba mi abuela y mi abuelo iba al encuentro para decirle que así no, que así no podía. Y se volvía, cada vez más sucio, cada vez más peligroso. Una tarde, hundio 20 veces su cuchillo en la espalda de su compañero de copas y lo tiró al aljibe. Esta vez no iba a escapar, se lo llevaron a la cárcel de Vera, jodida cárcel. Pensé que nunca más volvería a verlo, pero el destino me iba a permitir despedirme algún tiempo después. (continuará)

Aña retã. Angue. Mba'embyasy. Infierno. Alma de muerto. Triste.

13.9.06

Juan Cipriano Torres II

1) Juan Cipriano Torres dejó Caacupé a corta edad, adolescente aún. Tenía un destino: Argentina y más concretamente, Villa Guillermina. Guaraní de pies a cabeza, aprendió el oficio del hachero. Sus brazos fuertes para el quebracho se movieron rápido aquella mañana en medio de la sangrienta huelga obrera de La Forestal (¨Ejemplo más claro de la explotación capitalista de un lugar y su método egoísta que finalmente termina en ser la más absoluta depredación: compra miles de hectáreas de quebrachales, construye las fábricas de tanino, exporta millones de toneladas y, cuando la riqueza natural se termina, se va llevándose hasta los bulones. Deja nada más que tierra arrasada, abandono, miseria, tristeza, decepción. La mejor muestra está en los pueblos abandonados que dejó y que van siendo reconstruidos lentamente por los hijos de los explotados, diría Osvaldo Bayer¨). Me disparé e´la polecía, solía decir Juan Cipriano Torres. Había destripado a varios y logró hundirse en el monte. En la tierra del quebracho. La revuelta comenzó porque a los hacheros se les comenzó a prohibir los pañuelos rojos que, como costumbre, llevaban al cuello, y las camisas rojas que vestían en el trabajo. Según los empleados de la empresa inglesa La Forestal, era “comunista y anarquista”. Trabajador que llevaba pañuelo rojo o camisa granate era obligado a desnudarse, le daban latigazos hasta desvanecerlo y le prendían un cintillo azul y blanco y le hacían gritar bien fuerte: ¡viva la Patria!. Hasta llegó el ejército argentino a reprimir a los que se habían alzado al grito de “¡Oh, añá! ¡Güelga nomá, chamigo!”, levantando el puño y con pocos rémingtons “Colí”, de caños y culatas recortados, que les habían hecho llegar los anarquistas de Buenos Aires en buques que recorrían el Paraná. Juan Cipriano Torres dejaba atrás varios años de sudor y hacha, con dos marcas: una enorme cicatriz que saliendo desde la frente atravesaba un ojo y bajaba hasta el labio, y el estigma de ser un asesino, un traidor a la patronal. (Continuará).

2) A: BESOS AMOR
B: BESOSSSSSSSSSSSSS. No deja de descolocarme lo de "amor" en estas circunstancias, me gusta obviamente, pero a las emociones hay que vivirlas
A: Mensaje comprendido (también es cierto que hay formas infinitas de vivirlas), me voy como la bruma
B: Qué sensible
A: Puede ser. Algo se prende fuego. Me voy a lavar la ropa y a hacer algunas cosas
B: Qué se quema???
A: Ningún mensaje encriptado. Dijiste qué sensible, te dije puede ser (algo se quema). Está bien que las cosas ardan. No tiene que ver con vos, te puse a resguardo de la hoguera.
B: No me voy a dar rosca. Igual fuego amor mayúsculas tiene que ver con todo, con vos, conimgo
A: Así es
B: Veremos si las aves fénix renacen de las cenizas o las consume el fuego o las mayúsculas
A: Veremos. En eso estoy (estamos). Las mayúsculas son siempre. Te preservo de mí, solamente, por un tiempo

3) Me hice un gastito en la feria del libro: El pintor de batallas (arturo pérez-reverte), breve historia del mito (karen armstrong), El otro que no existe y sus comités de ética (Eric Laurent y Jacques-Alain Miller) , La Masonería: política y sociedades secretas (Emilio Corbiére). Con el tiempo libre que ando teniendo, me parece que van a ser las lecturas de las vacaciones de verano, pero ya están acá, esperando como tantas otras cosas. Ea ea pepé!!!

11.9.06

juan cipriano torres I

1) Este sucucho está a punto de cumplir un año. Tengo ganas de hablar de Juan Cipriano Torres. Cuenta la historia que corría el año 1600 cuando cierta mañana un grupo de indios mbayaes perseguía a un guaraní con intención de darle muerte, tal vez porque el indio guaraní era convertido al cristianismo y feligrés de los franciscanos, a los que los mbayaes temían tanto como al diablo. Completamente acorralado como estaba y desesperado por la suerte mortal que le esperaba, el indio se escondió detrás de un gran árbol que le parecía protector. Agazapado y tembloroso, se le iluminó de pronto el recuerdo de la Inmaculada Concepción, que era la Virgen de su predilección. Entre miedo y esperanzas, le prometió a la Reina de los Cielos que si lo libraba de sus injustos y feroces enemigos, le haría una imagen de la misma madera de aquel árbol. Milagrosamente, los mbayaes no lo encontraron en aquel monte y al caer la noche se vieron obligados a volver a sus tolderias. El guaraní no vivió más que para cumplir su promesa. Desgajó de aquel tronco la madera necesaria para su propósito, puso a secarla, y pacientemente, con todo el arte de sus manos y el fervor de su alma, se puso a esculpir dos estatuas de la Virgen: una, más grande, destinada a la Iglesia de Tobatí, cercana al lugar, y otra, mas pequeña, para su devoción particular. Esta imagen menor es la Virgen de los Milagros que se venera en la ciudad de Caacupé; imagen menor que iba a resultar la mayor, por la abundancia de sus dones y de sus fieles. Según la opinión de los críticos de arte en madera, la imagen es una creación artística genial de belleza extraterrena. Juan Cipriano Torres nació allí, en Caacupé, Paraguay, a comienzos del siglo pasado. Nació allí donde se mostró por primera vez la Virgen de los Milagros, pero se quedaría por muy poco tiempo. (Continuará cuando tenga más tiempo)

2) Este sucucho va a cumplir un año. Va entonces un nuevo espacio para la poesía (de ese otro que colabora).

3) Una de las máximas de mi viejo (una mezcla del chavo con dalai lama con facundo cabral con el che guevara con el contra con minguito con tarzán con mi papá) de visita este fin de semana:
- ¿ qué es lo que para uno es demasiado, para dos es suficiente y para más de tres es una cagada?
- mmmmhhh, no sé papá, qué es?
- el secreto, hijo, el secreto

4) Mi mamá me mima, también