27.2.06

Ah!

1) - Voy a ir porque me parece que hay gato encerrado.
- Usted está encerrado?
- Yo? Por qué lo dice?
- Su familia no le decía gato a Ud. durante su infancia?
- ...
Ascensor, calle.

2) Vecino y yo:
- Le traigo un frasco de mermelada. De higo, se lo merece.
- Ah..., bueno, gracias
- Siguiendo a las hormigas que estaban liquidando mis plantas di con que se trepaban al tapial y pasaban a su patio
- Uh..., tendré que hacer algo...
- No, no, ya las terminé. Salté el tapial y les dejé un veneno infalible en la boca del hormiguero
- Ah...
- Y me tenté con los higos de su higuera, hice como dos kilos de dulce

3)Miedo

Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.
Miedo de quedarme dormido durante la noche.
Miedo de no poder dormir.
Miedo de que el pasado regrese.
Miedo de que el presente tome vuelo.
Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta.
Miedo a las tormentas eléctricas.
Miedo de la mujer de servicio que tiene una cicatriz en la mejilla.
Miedo a los perros aunque me digan que no muerden.
¡Miedo a la ansiedad!
Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
Miedo de quedarme sin dinero.
Miedo de tener mucho, aunque sea difícil de creer.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo a llegar tarde y de llegar antes que cualquiera.
Miedo a ver la escritura de mis hijos en la cubierta de un sobre.
Miedo a verlos morir antes que yo, y me sienta culpable.
Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez, y la mía.
Miedo a la confusión.
Miedo a que este día termine con una nota triste.
Miedo a despertarme y ver que te has ido.
Miedo a no amar y miedo a no amar demasiado.
Miedo a que lo que ame sea letal para aquellos que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir demasiado tiempo.
Miedo a la muerte.
Ya dije eso.

Raymond Carver

23.2.06

Todo concluye al fin, nada puede escapar

8 días de trámites. Los primeros 6 los voy a abreviar: realizar un ahorro en el cambio de un auto usado por uno nuevo, evitar el gasto de gestores. Libre deuda en Rentas, Municipalidad, Juzgado de Faltas, 2 inspecciones policiales de los vehículos, 2 pasaditas por el registro del automotor (transferencia de uno y alta del otro), múltiples idas y venidas a los bancos para reunir el dinero propio y ajeno (dos préstamos solidarios) y los trámites diversos de las concesionarias. Infinitas colas de infinitas horas de infinitas personas con infinitos motivos para el abatimiento. Creí que no lo podría soportar un par de veces y realicé infinitas estrategias obsesivas para no huir: simulé posibles incendios, calculé el consumo de energía, los mts2 cubiertos, la edad promedio de los que nos mirábamos sin ninguna expresión en los rostros, leí infinitas secciones de diarios que nunca me interesaron. Pero lo jugoso está en los 2 últimos días: realizar el cambio de domicilio en los documentos de mis hijos y el mío para apuntarle a una casa financiada por un Programa Federal de Viviendas para Clase Media. Hasta el nombre del Programa me deprime, más cuando todas las cosas que realizo son un retorno a foja cero, un volver a empezar, porque detrás de la separación ya quedó una casa y esas cosas. Esto ya lo hice o lo hicimos, pensaba a cada momento. Ayer me levanté a las 5,30 de la mañana para ir a hacer cola para esperar que a las 7,30 los empleados municipales tuvieran el delicado gesto de repartir números, 30 números para unas doscientas personas, para que la realidad me mostrara que yo era el número 27 para que a las 8 estuviera en una estación de servicio desayunando para rearmar la agenda y trasladar a hoy lo que pude haber hecho ayer. La excusa de los empleados fue somos sólo cuatro porque están 3 con carpeta médica y 2 de vacaciones, deben comprender. A las 8,30 estaba sentado en la computadora intentando formular un proyecto sobre eficiencia energética, para desarrollar un programa de difusión que persiga buscar cambios en la conducta del consumo, apagué el tema a las 2 de la mañana de hoy, girando la perilla del despertador para que sonara a las 5. Sonó, me acomodé dentro de la ropa, repasé lo que debía llevar y corrí hasta el auto bajo una lluvia fría y espesa. Conté los de la cola, eran 19, me senté (hay unas 25 sillas) rogando que el viento fresco que atravesaba la sala les proporcionará buen humor a los empleados y por lo menos, repartieran números hasta el veinte. Me puse a leer Las Conversadoras, entrevistas de Xaviere Gauthier a Marguerite Duras:
M.D. – Hay un soldado en cualquier hombre. Algunos se animan a hablar de la nostalgia por las guerras, pero veo que es una nostalgia muy inconfesada, ¿no?. Está el soldado de la familia, de la mujer, del niño, soldado papá, pero todos lo son, creo que todo hombre está mucho más cerca de ser general, de un militar que de cualquier mujer.
X.G.- Es verdad lo que UD. dice. Me entusiasma porque es precisamente así.
M.D. – Es la clase fálica, es un fenómeno de clase. Hay que decirlo claramente.
X.G. – Sí.
M.D.- No los estoy acusando en este momento.
X.G. – No, es un análisis. Creo que no hay necesidad, tampoco, de mostrar agresividad.
M.D. – Hay que esperar que eso pase, hay que esperar que desaparezcan generaciones enteras de hombres.
Las 7,30 trajo nuevamente a esa mujer exhibiendo obscenamente su pequeño espacio de poder, sólo 30 numeritos y mantengan la fila, no se desordenen, pero son 30 trámites por lo que si hay alguien que va a hacer más de un trámite debe sacar tantos números como trámites, se entendió?. Pensé por dentro, yo tengo 3, estaré dentro de los 30?. Afortunadamente si, 23, 24, 25. Volvé alrededor de las 9 me dijo. Desayuné y volví. 10,05 gritaron el bendito numerito.
- Sentate
- Gracias
- Trajiste todo?
- Si, contrato de alquiler, partidas de nacimientos, impuestos que certifiquen dirección, arancel y documentos.
- Se fue el calor
- Si
- Acá estoy cansada, dan mal la información en ventanilla y después me los tengo que aguantar yo
- Si, Si
- Tu hijo mayor está afuera?
- No, por qué?
- Porque tenemos que tomarle las huellas dactilares
- No sabía, pregunté y me dijeron que era sólo esto
- Viste? Tenés 20 minutos para traerlo, si no queda para mañana
- Bueno
Salí celular en mano para decirle a la empleada que lo despertara y que lo vistiera. Llegué en 10 minutos. Retorné con Pedro y Tomás.
- Ya llegaste
- Si
- Él es Pedro
- Si
- Se cayó el sistema
- Si?
- Pero vamos a hacerlo manualmente, yo me gané este trabajo y no lo voy a soltar, gané un barrio y primero me mandaron a limpiar pisos, desagradecidos, a ese barrio había que ganarlo si o si, este es un cargo político, vos sabés lo difícil que es estar en un lugar como este?
- Si
- Bla bla bla bla bla
- Sí, sí sí sí sí sí
Salimos, mis hijos me tomaron de la mano, como intuyendo que debían remolcarme. Corrí el asiento del auto unos diez centímetros, tenía la sensación de no llegar a los pedales.
...
M.D. - No estamos en la competencia, estamos en la oposición
X.G. – Sí, en todo caso, así debería ser.
M.D. – Son los hombres los que sostienen el mercado. Entonces evidentemente en ese comercio, son competidores, ¿ pero nosotras?
...
Sí sí sí. Un retorno a foja cero, un volver a empezar.
Por primera vez en 8 días, mis hijos me hicieron sentir que no me había encogido, que seguía teniendo la misma estatura.

22.2.06

crónica de un viaje


a) El relato es más o menos así. Un gran amigo, C., diseñó un artefacto casero para evitar que parte del humo pudiera escaparse sin prestar utilidad o que los diminutos restos se perdieran sin ser quemados. Una Marica, un Narguile. Rústico y útil. Consiste en un envase plástico de cualquier bebida gaseosa o agua mineral con un pequeño orificio practicado en la base por donde se introduce lo que uno desea fumar. Se aspira por el pico de la botella y cuando uno descansa puede enroscar la tapa generando una cámara sellada. Hasta acá vamos bien. Sugerí que la llamáramos La Carlitera en honor a su fundador, C. estuvo de acuerdo. En mi último viaje a brasil, hice grandes amigos y entre charla y charla, comenté los atributos de aquel utensilio. La Carlitera se transformó rápidamente en un objeto de culto y fundamentalmente en un planeta al que algún día iríamos. Una optimización de la nave, planeta, o pipa según Ud. prefiera, propuesta por Paulo, fue dejar dentro de la botella restos de licor, de whisky u otros saborizantes que serían arrastrados por el humo (de un buen tabaco, je je je). Fuimos más lejos, fundamos una cofradía: La cofradía de los churros latinoamericanos, que tendría sede inicialmente en Porto Alegre y en Córdoba. Fui nombrado Director una noche extraña (pueden corroborarlo en http://www.flickr.com/photos/zarif/, aunque la foto no me favorece). Pero la cosa no acabó allí, Paulo, Codirector, al retornar a su trabajo después de las vacaciones fue incorporando talentosos integrantes y devotos de ese país extraño, La Carlitera. Acaba de llegarme una foto (Paulo a la derecha) que refleja una decisión contundente: están listos para partir. Hasta ahora, sólo falto yo (el del medio). Estoy ultimando detalles. Creo que salimos este Domingo. Alguien quiere venir?

b) Después de algunos contratiempos, logré llegar a la lanzadera el sábado por la noche. Frente a una multitud que coreaba: La carlitera!!! La carlitera!!!!!, iniciamos el viaje. Nos mantendremos en contacto.


c) Es un planeta espectacular. Un dato para alentar una población masiva:
1) cerrás el puño sobre un huevo de gallina
2) aguardás 5 minutos
3) quitás la cáscara y lo comés: está hervido!!!!! aunque la temperatura ambiente sea de 22 C. Ohhhhhhh!!!


d) Somos tapa!!!! No puedo seguir escribiendo, estamos muy emocionados... lo siento... esto es maravilloso, despierta evita, despierta...

13.2.06

cuál es tu saga, pequeño burgués!

a) Las interacciones en la naturaleza no son instantáneas, siempre requieren de un cierto lapso de tiempo para producirse. El tiempo y el espacio son relativos.

b) Sobre la platea descubierta del Chateau, una inmensa luna asomaba. Los comentarios de mis hijos, hablan de cómo fue el partido Boca vs. Instituto, o del interés que tienen por el fútbol, o de ambas cosas, o de otras cosas que no se me ocurren:
- Pedro dijo mirando a la popular de boca que agitaba los brazos: no son gente, son palitos. Escarbadientes.
- Tomás: por qué flota la Luna?
- Pedro: por qué llueve granizo si hace calor?
- Tomás y Pedro cada 5 minutos: cuánto falta? quién va ganando? ya empezó el partido?

8.2.06

bad omen


Era su deseo, pero no debía. Como en muchas otras circunstancias, tenía que enfrentar a los poderosos designios de su fatalidad. Podía sentir su olor, su mirada, la voz monocorde como una red que se precipitaba desde lo alto.
Mientras registraba sus movimientos, tenía la sensación de estar sobre un tobogán, boca abajo, cabeza abajo, administrando las pocas energías que le quedaban para mantenerse allí, quieto, evitando deslizarse cada vez más velozmente hacia la profundidad del destierro, hacia la temida planicie de lo prohibido.
En varias ocasiones, había logrado eludir lo ineludible huyendo, alejándose súbitamente, para luego hundirse durante horas en sus pensamientos. Como una manera de ir debilitando sus impulsos, de ir lentamente silenciando los gritos de su extraña naturaleza, estudiaba las formas en que ocurriría, los métodos más sutiles para ocultar los hechos, iba armando un perfecto mecanismo de posibilidades, simulando diálogos posibles, amenazas posibles, defensas posibles, solamente por si en algún momento no podía evitar lo inevitable, por si no podía huir a tiempo, por si nadie acudía, sin saberlo, a recordarle nuevamente lo que no debía hacer.
Pensaba, sin tomar conciencia de que ese insistente pensamiento alimentaba al más formidable de sus monstruos, al más implacable de sus destinos. Sin tomar conciencia de que la mejor manera de permitir que algo verdaderamente suceda, es simplemente dedicarle tiempo a gestar los acontecimientos desde adentro, desde las débiles y desconocidas fibras de nuestra tormentosa existencia.
Cada vez que su cuerpo se estremecía por ese irrefrenable designio, frente a él, no solamente estaba el objeto del deseo, y quizás ni siquiera podía saber cuál era realmente, si no que estaba frente a él todo lo que había pronunciado durante su vida, todo lo que había callado por no poder decirlo y todo lo que había oído. Estaban las perversas bocas de los otros, las sarmentosas y grotescas manos de los otros. Todo lo que habían dejado de darle, lo que no había tocado y todo lo que había detestado por tocarlo. Sin saberlo, estaba allí el comienzo y el fin de todos sus padecimientos, el inicio y el epílogo del espiralado recorrido que lo llevaría a encontrarse en el mismo infierno, rendido, sin horizontes, para emprender luego el definitivo camino de la redención, de la libertad sin límites.