28.2.07

clac!


¿No te pasa que determinados sonidos te remiten a muchos momentos diferentes de tu vida? ¿Como si ese sonido hubiese sido una extensión del momento, la continuidad de las palabras o los gestos? Yo tengo muchos. A veces los uso como disparadores, como una puerta a aquel otro que he sido. Los hago aparecer, como a un engendro jorobado y húmedo que me guía por pasadizos estrechos.Y juego.
Uno es el sonido de los cierres. De los pantalones, las mochilas, los vestidos, las carpas, las valijas. Con escucharlo me sumerjo por unos segundos en un aluvión de imágenes y rostros. Y aparece la leña recogida para cuando caiga la noche, su mano deslizándose frente a mis pupilas dilatadas, un adiós insalvable, los aeropuertos.
Otro sonido es ese seco clac! que hace un arma cuando se carga. El ruido casi silencioso y frio que generan algunos metales cuando serán usados para un encuentro fatal. Y vuelvo a verme pisando cuidadosamente la espesura de las islas o de los montes, vuelve el olor de los aceites con los que se limpian las armas, la voz de mi padre diciendo ten cuidado, el amanecer, el miedo, la libertad de caminar sin rumbo.

26.2.07

como si llegara


1) Hay un momento, sin excepción, un único momento en la vida de cada hombre donde todo será un antes y un después, donde la luz se extingue definitivamente o donde la oscuridad se retira. Un arriba y un abajo. Un momento donde la vida se pliega como una delgada hoja, para transformar en un sólo acto todo el pasado en una mentira impiadosa o en el final del espiralado padecimiento. Una inflexión largamente esperada o nunca deseada. Pero llega, tarde a veces, otras más bien pronto. Llega, con preavisos o sin anunciarse, con la violencia de un alud de lava o con la cautela del rocío. Y ya no podemos ser los mismos, nada ya nos pertenece o súbitamente todo comienza a ser nuestro. Es un momento exacto, como una revelación, donde nada puede hacerse para evitar el inexorable arribo del destino. Esa hora tejida a espaldas del entendimiento y el azar, o frente a ellos. Después, después sólo esa imagen, esa voz, ese gesto, esa caída, ese huir, ese dolor, ese despertar, para siempre.

De Rantifusos: Fotos de Silvina Salinas y Textos de Sergio Mansur


2) Los cordobeses tienen esa chispa que a veces es envidiable. Anoche estuve en una despedida de solteros. L. no tuvo tanta fortuna haciendo el asado, una fina capa carbonizada cubría cada corte. P. dijo unas treinta cosas de antología, reproduzco sólo 3 (cada uno debe agregar tonada y deformaciones lingüísticas cordobesas):
- Por qué no dejás ya de mortificar esa carne?
- A vos te echaron del crematorio de san vicente, porque jugabas tostando a los muertos y tuvieron que comprar una ralladora de pan para entregar las cenizas
- Deberías armarte un horno para hacer carbón de carne, rata inmunda

22.2.07

vayan ahorrando...

1) Cada vez que ando buscando material para modificar contenidos de las cátedras me encuentro con algunas cuestiones que son un bajón. Por ejemplo: las neuronas alcahuetas develarán nuestras verdaderas intenciones gracias a imágenes de resonancia magnética. Un escáner cerebral, digamos. Un equipo de neurocientíficos ha conseguido por vez primera conocer las intenciones de un equipo de voluntarios. Los patrones de actividad cerebral fueron decodificados gracias a un software y traducidos a pensamientos significativos, con un 70% de aciertos. Vamos mal. No me habías dicho que sólo pensabas en mí, eh? eh? Y esos cinco estúpidos que saludan desde la impresora?
2) No quería olvidarme: nobleza, orden y paciencia. Son las palabras que definen la sigla de mi nuevo partido: NOP (gurú: po-borderline). Todos dicen SIP. Yo levanto las banderas de NOP (hasta nuevo avisop).
3) Chaup

17.2.07

Haykus


se incendió mi casa:

ahora nada me obstruye
la visión de la luna.

(Mizuta Masahide / 1656-1723)

#

restos de tu boca:
el tiempo apenas se detiene
como un ave que migra

(Sergio Mansur / 1967)

15.2.07

eras raro vos

De vez en cuando tengo esos días. Todo lo reduzco a números. Hoy me pegué con el número 9, algo así como el número de poder espiritual según la numerología y que es, según la citada teoría, mi número personal. Sumado a cualquier número, por reducción, devuelve siempre el primer número, por ejemplo, 8 + 9 = 17 donde 1 + 7 = 8, 3.558 + 9 = 3.567 ( la reducción, primero, de 3.558 es 3+5+5+8 = 21 = 3; la reducción, luego, de 3.567 es 3+5+6+7 = 21 = 3 nuevamente). El número 9 contiene la sabiduría del resto de los números de la serie simple, dicen: 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7 + 8 + 9 = 45 donde 4 + 5 = 9. Multiplicando a cualquier número se regenera a sí mismo (cuando lo reducimos): 9 x 4 = 36 donde 3 + 6 = 9. Y así, juego, con las patentes, con los números telefónicos, con el cuenta kilómetros, y un largo listado de etcéteras. Después fui a andar en bicicleta y quería saber qué distancia recorría rodeando al chateau carreras (qué fauna misteriosa se reúne allí los atardeceres, por dios!: mujeres aprendiendo a manejar, adiestradores de perros, solitarios buscando idems, barrigas crecidas intentando trotar, extraños seres mezclando una sweety naranja con un tetra mientras ven pasar toneladas de basura por el suquía, el aura de border pateando una latita mientras busca el encendedor en todos los bolsillos). Bajé del rodado, hice girar una vuelta los pedales y conté la cantidad de vueltas que daba la rueda, calculé el diámetro de la rueda y lo multipliqué por Pi, y comencé a pedalear contando cuántas vueltas de pedales daba al rodear el estadio; fácil el final: 350 * 5 mts= 1750 mts por vuelta. De esos días tengo cada tanto y me acuerdo, cuando soy conciente de ello, que mi madre me decía hace unos meses: eras raro vos de chico, yo consultaba porque eras raro (lo mismo dice JB). Pero raro, lo que se dice raro para mí es el mundo virtual multiusuario en red Second Life. Se ha convertido en pocos años en uno de los fenómenos de Internet con crecimiento más rápido y constituye un prometedor entorno. Second Life es el primer ejemplo de mundo virtual que ha llegado con fuerza a los ciudadanos. Ya casi 3.5 millones de ¨habitantes¨ están descubriendo la "inmersión total" proporcionada por la realidad virtual. Esta inmersión total permite bailar en discotecas, asistir a conciertos de música, cursos y clases universitarias, hacer deporte y sexo (virtuales), establecer nuevas amistades (reales), vivir los sueños, y solucionar los problemas del mundo real participando en acontecimientos políticos en realidad virtual. Recientemente hubo enfrentamientos virtuales entre socialistas y "nostálgicos" en una reunión en Second Life sobre política en Francia. Las ofrendas florales para el Sr. Z. por favor adjuntarlas como archivos JPG, por favor.

14.2.07

lejana tierra mía

¿ A qué extraños y complejos sentimientos puede ser arrojado un ser que descubriera que las leyes naturales ya no juegan a su favor? ¿ Es compatible con la dignidad del ser humano la fantasía irracional de un mundo completa y perpetuamente feliz, donde ya no exista la enfermedad, el dolor y la muerte? ¿ O es mejor, definitivamente, asumir nuestra condición de seres limitados, finitos, que pueden y deben reducir los destinos extremos pero sin llegar al absurdo de querer anularlos?

Arrojó el vestido sobre una silla. Nunca usaba corpiño. Se desplomó pesadamente sobre el sillón y apoyó los pies sobre la pequeña mesa. Quedó mirando el techo durante unos minutos, con la sensación de que muchos hombres estaban espiándola. Siempre existían otros, aunque no estuvieran. ¿ Quién soy en realidad?, solía preguntarse frecuentemente. Creía, en el mejor de los casos para no sentir angustia, que era la pesada carga de su erotismo.

En Ella, hasta el más mínimo movimiento estaba impregnado siempre de la sublime hora de la sexualidad: allí donde se extravían todos los nexos con el mundo físico y sólo quedan los cuerpos tejiendo la más compleja tela en el vacío. Frecuentemente, comparaba con la lectura a ese sentimiento de despersonalización que hace gravitar el sexo. Nadie sufre el desgarramiento de la pérdida de la razón como cuando lee o hace el amor, decía. Por eso, Ella leía o se entregaba al vaivén siempre enigmático de los amantes. O escribía, esa perfecta mezcla de todo.


Texto e imagen de Rantifusos (Fotos: Silvina Salinas - Rosario / Textos: Sergio Mansur - Córdoba)

11.2.07

música



1) Volvieron los pequeños monstruitos!!!!: fotos de arriba. Le pregunté a Tomás si quería que pusiera algo para acompañar la suya y dijo: te extraño, Lola!!!!! (¿¿??)

Han vuelto de sus vacaciones con la mamá, previamente estuvieron de gira conmigo durante otros 15 días. Después de más de un mes, hoy, han vuelto a un pedazo de sus rutinas. La frase del día: estoy aburrido.

2) Crecidito ya, me doy cuenta, enhorabuena, que la música que elijo para escuchar está directamente relacionada con el estado de ánimo de ese momento. Acompaña, digamos. Pocas veces, uso a la música para inducir nuevos estados. En otras palabras, no toda la música me sirve para todos los momentos. Pero hay un tema que tiene, casi, esa mágica plasticidad para mi. Sonando puedo verme escribiendo, puteando, leyendo, en contramano, sonriendo, masticando, de frente y de perfil, sexeando, introyectando y eyectando, en ojotas, de frac, de repente, solamente, ente o iluminado, aturdido y empañado. Van algunas versiones de distintos shows con distintas gargantas.



otra otra
y otra
ah, y otra más

Comenzó el 2007) Después quieren que yo me entienda. Agenda de la semana: terminar apunte de Macroeconomía, realizar síntesis de Programa Caprino y Gestión de la Calidad, preparar seminario de postgrado sobre Sistemas Multimediales, llamar a propietario de la casa: se cayó parte del techo y preguntar si la vende, terminar revista de Proaps, visitar al oftalmólogo, ir al super y a pagar corte de pasto terreno en las sierras, reescribir un par de cuentos para ver si mojo en algún concurso que tenga euros o dólares, comprar un cuadro.

6.2.07

domingo

tiernamente de la mano hacen caminar a un corazón que hace ruido / el overol azul explica un atajo a la rotonda / las señoras llenan de pasto recién cortado pequeñas bolsitas / una niña pierde la cabeza por un copo de azúcar / los autos hormiguean la promesa

en las grandes ciudades la gente se inclina como un gigante a beber sobre un pozo seco / se sientan a almorzar dulcemente sobre enormes panes / se reúnen como caballos frente al matadero a ver cómo aterrizan los aviones / se vocean amor indefinidamente los ocultos

no te atrevas a mirarme mientras yo te nombro ya te dije / allí los edificios mi colmena / mi ordenada filigrana de sepulcros

un paisaje febril que pronto enmudece / barriada que ya corea su propio olvido en pequeñas casas/ amuradas las puertas a siete cerrojos viven su ración de espera / peinan su ínfima deidad de claroscuros/ ya es tarde ya es hora quizás mañana

¿ quién es el que ladra? / quién sabe / es afuera / y vos hoy tuviste ese gesto que me hizo respirar profundo

Texto e imagen de Rantifusos (Fotos: Silvina Salinas - Rosario / Textos: Sergio Mansur - Córdoba)

La vida, ese otro escenario azul que nos demora

Sentía sueño, a pesar de haber dormido profundamente muchas horas. Se levantó y fue al baño. Frente al espejo, en la concavidad de sus manos llenas de agua hundió su rostro, una y otra vez. Cerró los ojos y frotó sus párpados con las yemas de los dedos, débilmente primero y con cierta violencia después hasta que creyó ver una luz azul, intensamente azul. Quitando y poniendo presión sobre los párpados permaneció varios minutos. Todo está mal, decididamente mal pensó mientras rodeaba su cuello con la corbata y bajaba la escalera. Muy mal, dijo mientras aguardaba que le terminaran de limpiar los vidrios del auto frente a un semáforo. Se movió con cautela durante todo el día, cruzó las palabras indispensables con los compañeros de trabajo y almorzó solo, casi a escondidas en un bar cercano. Sonrió un par de veces como queriendo demostrar que aún tenía agallas. Hora de irse escuchó de la boca del personal de limpieza. Ya no quedaba nadie en la oficina. Se quitó la corbata y rodeó el auto, buscando un motivo para quedarse allí. No reconocía las calles. Se detuvo frente a una gran plaza en el mismo momento en que comenzó a llover. Una lluvia extraña, como el día, una lluvia que parecía no tener prisa y colaboraba con la noche multiplicando los carteles luminosos. Bajó y se sentó a esperar a que viniera, mojándose, moviendo los párpados con las yemas de los dedos hasta que creyó ver una luz azul, intensamente azul. El colectivo se detuvo y dudó en incorporarse. Buscó el último asiento y se dejó caer. Pesadamente. Como caen los muros y los techos en las demoliciones. Como caen algunos hombres algunas noches donde la lluvia cae sin prisa y donde la única luz azul posible de verse es presionando los párpados cerrados con las yemas de los dedos.

Texto e imagen de Rantifusos (Fotos: Silvina Salinas - Rosario / Textos: Sergio Mansur - Córdoba)