26.2.07

como si llegara


1) Hay un momento, sin excepción, un único momento en la vida de cada hombre donde todo será un antes y un después, donde la luz se extingue definitivamente o donde la oscuridad se retira. Un arriba y un abajo. Un momento donde la vida se pliega como una delgada hoja, para transformar en un sólo acto todo el pasado en una mentira impiadosa o en el final del espiralado padecimiento. Una inflexión largamente esperada o nunca deseada. Pero llega, tarde a veces, otras más bien pronto. Llega, con preavisos o sin anunciarse, con la violencia de un alud de lava o con la cautela del rocío. Y ya no podemos ser los mismos, nada ya nos pertenece o súbitamente todo comienza a ser nuestro. Es un momento exacto, como una revelación, donde nada puede hacerse para evitar el inexorable arribo del destino. Esa hora tejida a espaldas del entendimiento y el azar, o frente a ellos. Después, después sólo esa imagen, esa voz, ese gesto, esa caída, ese huir, ese dolor, ese despertar, para siempre.

De Rantifusos: Fotos de Silvina Salinas y Textos de Sergio Mansur


2) Los cordobeses tienen esa chispa que a veces es envidiable. Anoche estuve en una despedida de solteros. L. no tuvo tanta fortuna haciendo el asado, una fina capa carbonizada cubría cada corte. P. dijo unas treinta cosas de antología, reproduzco sólo 3 (cada uno debe agregar tonada y deformaciones lingüísticas cordobesas):
- Por qué no dejás ya de mortificar esa carne?
- A vos te echaron del crematorio de san vicente, porque jugabas tostando a los muertos y tuvieron que comprar una ralladora de pan para entregar las cenizas
- Deberías armarte un horno para hacer carbón de carne, rata inmunda