28.2.07

clac!


¿No te pasa que determinados sonidos te remiten a muchos momentos diferentes de tu vida? ¿Como si ese sonido hubiese sido una extensión del momento, la continuidad de las palabras o los gestos? Yo tengo muchos. A veces los uso como disparadores, como una puerta a aquel otro que he sido. Los hago aparecer, como a un engendro jorobado y húmedo que me guía por pasadizos estrechos.Y juego.
Uno es el sonido de los cierres. De los pantalones, las mochilas, los vestidos, las carpas, las valijas. Con escucharlo me sumerjo por unos segundos en un aluvión de imágenes y rostros. Y aparece la leña recogida para cuando caiga la noche, su mano deslizándose frente a mis pupilas dilatadas, un adiós insalvable, los aeropuertos.
Otro sonido es ese seco clac! que hace un arma cuando se carga. El ruido casi silencioso y frio que generan algunos metales cuando serán usados para un encuentro fatal. Y vuelvo a verme pisando cuidadosamente la espesura de las islas o de los montes, vuelve el olor de los aceites con los que se limpian las armas, la voz de mi padre diciendo ten cuidado, el amanecer, el miedo, la libertad de caminar sin rumbo.