13.10.19

Yo, Doctor, Yo



Cuento publicado en Diario Hoy Día Córdoba (2016)

Fíjese Doctor, yo necesito saber aunque ya lo sepa, le diría que acabo de entenderlo, pero ayer me dijeron que Usted es uno de los que más sabe, es uno de los mejores psicoanalistas, por eso estoy aquí, para que me ayude a entender si estoy en lo cierto, y no es casual que diga ¨estoy en lo cierto¨ porque me dijeron siempre que eso que yo veía no era cierto, que era mi cabeza, que yo era muy pero muy inteligente pero tenía una inteligencia enferma, una inteligencia que me hacía ver cosas que no eran reales, entonces me empezaron a dar unas pastillas desde pequeño, yo entonces dormía y dormía y después andaba bien por un tiempo hasta que otra vez veía cosas.  Yo escribo, escribo todo, Doctor, ya le voy a leer algo que tengo en este bolso, yo se las traje, le voy a leer dos cosas, no, mejor se las voy a contar, las dos que más me perturban y me perturbaron, dos cosas.  Fíjese Doctor que hablo muy bien, ¿no?, que sé muchas palabras y también me gradué en la Universidad con el mejor promedio, y ya le voy a contar por qué los otros no tienen razón con eso de que yo vivo ¨viendo cosas¨ y que por eso no soy normal.  La primera vez que vi y que no tendría que haber visto fue en el fondo del pozo de agua que tenía la casa de mi abuela, hasta ahí yo era normal digamos, era un chico común, muy inteligente decía la maestra, pero común.  Todo empezó cuando mi abuelo dijo ¨el pozo se secó, vamos a tener que hacer otro¨, yo no fui a ver porque nos decían a mí y a todos los primos que no teníamos que asomarnos, que nos podíamos caer en ese pozo, entonces ese día yo no fui hasta que se hizo de noche, esperé que todos estuvieran distraídos, era domingo, de noche.  Óigame Doctor, yo se que Usted lo sabe, pero igual le advierto que lo que voy a relatar es lo que yo recuerdo y relatar siempre es algo así como el verbo expiatorio de la memoria y las aspiraciones, a través del relato pienso yo, tal vez Usted está de acuerdo, todo se deforma un poco, las heridas intentan remediarse y lo que callamos es más importante que lo que decimos, pero voy a tratar de decirle lo que callé por mucho tiempo.  Lo que le voy a contar, entonces, fíjese que buena idea y cómo se nota que estoy doctorado, entraña su propia ley y su propia trampa, la posibilidad de que nunca se pueda verificar su ocurrencia por un lado y la imperiosa convicción de que ocurrirá numerosas veces, por el otro, por eso se lo cuento.  En realidad, cuando digo que es difícil verificar su ocurrencia me refiero al pozo, porque mis abuelos ya están muertos y mis primos no se acuerdan, para ellos no tuvo importancia, ninguna, porque yo pregunté muchas veces, como un millón de veces, y cuando le digo que ocurrirá numerosas veces lo digo por lo segundo, lo primero es el pozo, lo segundo es Endemus, yo le puse ese nombre a este aparato que inventé, este que tengo acá en el bolso, espere que lo saco, mire la pantalla, es igual a un pequeño radar, pero el artefacto está camuflado en una computadora para pasar los aeropuertos, para que no pregunten.  ¿Sabe para qué sirve? Espere, le cuento lo del pozo primero.  Aquella noche me acerqué al pozo, me subí al muro circular del pozo y miré hacia abajo, hacia el fondo y vi, por primera vez vi lo que no tenía que ver: el pozo tenía agua, se lo juro, yo me vi reflejado envuelto por la luz de la luna, esa noche estaba grande la luna y me vi.  Al día siguiente le dije a mi abuelo ¨el pozo tiene agua¨ y todos fueron a ver y dijeron ¨este chico está loco, el pozo está seco¨, de pronto sentí miedo mucho miedo, recién pude ir nuevamente al pozo a la noche y volví a verme reflejado como en un espejo y llamé a mis primos que me dijeron ¨este pozo está seco, terminala de una vez¨, sin ir a verlo, ni siquiera se asomaron.  Ahí comenzó el problema, yo todas las noches iba y me veía y todos decían, los más grandes decían, ¨a este chico hay que hacerlo ver porque dice que el pozo seco tiene agua¨.  Después se complicó, a los dos o tres días, ¨algo raro pasa, el pozo tira piedras como un volcán, hay que hacerlo tapar¨ dijo mi abuela, me acuerdo como si fuera hoy de esas palabras porque en ese momento comencé también yo a creer que algo no andaba bien en mi cabeza porque después de pensar mucho, pero mucho le digo, llegué a la conclusión de que cada vez que yo me asomaba al pozo lo que yo veía no era el fondo del pozo, lo que veía era la boca del pozo, cómo le explico, yo, desde el fondo, me veía asomado, yo miraba desde abajo, desde el fondo, nunca miraba desde arriba, yo era el espejo de agua en el que me miraba, digamos Doctor, yo estaba abajo pero también estaba arriba, ¿me entiende?.  Lo de las piedras no me lo puedo explicar todavía, lo del pozo seco después de cuarenta años si puedo explicarlo físicamente, antes le diría, como hace 20 años lo entendí, eso de por qué a la noche había agua y de día no, pero lo de las piedras es un misterio, o no tanto, quizá fue como las plagas de la Biblia, algunos las explican, dicen que algunas cosas caen en lugares porque un huracán las quita de un lugar y luego las arroja en otro, y en mi zona había tornados, muchos tornados, como huracanes digamos, pero las piedras me empezaron a enloquecer antes de que mi abuela las viera salir catapultadas desde el pozo, porque yo juro que aquella noche, la noche anterior a que mi abuela las viera salir del pozo, me asomé con varias piedras para verificar que lo que yo veía era agua, dije ´si tiro las piedras, mi imagen se va a mover, se va desdibujar por las ondas que hacen las piedras cuando caen al agua¨, las tiré a todas.  Cuarenta años Doctor yo esperé este momento, sabe, cuarenta años desde la piedras, porque las piedras según mi abuela salieron disparadas desde el fondo del pozo y yo confirmé que estaba en el fondo del pozo y en el muro del pozo, simultáneamente, éramos dos, ahí parece que se iniciaron los tratamientos con pastillas y dormía mucho y sentía miedo de mirarme al espejo porque tenía la sensación de que no me iba a ver.  No recuerdo si cuando tiré las piedras mi imagen se deformó, no lo recuerdo se lo juro por lo que más quiero, por Endemus se lo juro, pero no tiene importancia porque mi abuela que no estaba enferma vio que el pozo vomitaba piedras como un volcán.  Ahí empezó todo ya le dije, medicado si, medicado no, loco y escribiendo, cuerdo y trabajando, produciendo, hasta que un día creí estar cerca de la verdad cuando me puse a investigar sobre los seres clonados, ¿sabe de qué hablo, no?, mucho estudio, pero mucho le digo, recibí muchos premios por eso, pero no me importaban, yo sólo buscaba la verdad, yo tenía la sensación de que el pozo me estaba dictando algo, de que yo no era el único igual a mí, ¿me entiende Doctor?.  Descubrí que había, de que hay, muchos seres clonados y que cuando se procede a la clonación, se ocultan los orígenes del nuevo ser tanto para los padres adoptivos como para el clonado, como una manera de cuidar la salud psíquica del núcleo familiar y para realizar desde los centros de investigación un seguimiento del clon sin perturbaciones que modificaran su conducta, eso descubrí Doctor, y creí que estaba cerca de la verdad, por eso me puse a diseñar a Endemus, le puse así porque se que va a ser una enfermedad de todo el mundo y a la vez un juego, como un juego de naipes pero de muerte, es un radar ni más ni menos, Doctor, diez años hace ya que lo tengo, nadie lo sabe.  ¿Quiere saber cómo funciona?, fíjese Doctor, Usted deja caer una gota de sangre sobre esta diminuta bola de cristal, ¿ve?, y el aparato comienza a barrer un círculo de casi mil kilómetros de radio en busca de respuestas, ¿se da cuenta de lo que es esto?, Endemus sirve para localizar fácilmente a quién tiene la misma información genética, ¿entiende Doctor?, Usted puede encontrar su propia imagen pero físicamente separada, escindida, y protegiéndose en otro cuerpo similar al suyo.  No la imagen del espejo, Doctor, si no que es Usted mismo pero afuera de Usted, ¿lo entiende?, fuera de Usted, lo que me pasó siempre, por eso investigué. Entonces, Doctor, comencé una tormentosa persecución, lo mismo les va a pasar a todos cuando conozcan a Endemus, una diabólica cacería humana en busca de la más atroz y despiadada de las presas: yo mismo, yo mismo, Doctor, pero siendo otro, como cuando era chico y me vi en el pozo y entendí que yo estaba arriba pero también estaba abajo y eso me enloqueció, Doctor, una especie de serpiente mordiéndose su propia cola y muriendo lentamente a partir de su propio veneno, así Doctor durante diez años viajando por el mundo, y pensando, pensando mucho qué iba a pasar cuando estuviéramos frente a frente, yo y yo, si eso tenía que ocurrir, porque sólo era una intuición, Doctor, inexacta, digamos hipotética.  Yo pensaba mucho en ese momento, en el momento del encuentro, Doctor, y me acordaba de la Biblia, Abel debía morir para que Caín pudiera seguir viviendo, y Caín, después, sumido en la más arrasadora intemperie caminaba sin rumbo hasta el último día de su existencia, así lo veía a ese momento Doctor.  Cuarenta años, Doctor, donde todo iba y venía, durante un tiempo veía bien y durante otro tiempo veía mal, ¨hay que medicarlo¨ decían y yo escribía, porque yo escribo todo Doctor cuando veo mal, cuando no estoy en lo cierto, pero ahora, hace un rato comprendí toda la verdad, ya no me voy a sentir loco me parece, aunque vea piedras saliendo de un pozo, vomitando piedras como un volcán como cuando era chico y yo era a la vez el fondo y la boca del pozo. Lo entendí acá, en esta casa, antes de que me abriera la puerta como habíamos quedado por teléfono, ¿se acuerda?, a las cinco de la tarde me dijo, y para mi esperar dos días fue una eternidad, se lo juro.  Ahora entiendo, y Usted va a tener un gran problema desde ahora, Doctor, también lo entiendo ahora, fíjese Doctor yo era loco y vine a ver a uno de los mejores psicoanalistas, vine a verlo a Usted Doctor, pero me curé antes de verlo, recién, esperando detrás de su puerta, desde las cinco menos diez, me curé porque ahora entiendo que eso de estar así como partido de a ratos no debería asustarme más, eso soy yo, de a ratos veo mal, veo desde el fondo del pozo seco de agua y escribo, y de a ratos veo bien y toda la gente dice qué inteligente, se está curando dicen, entonces yo me siento feliz como mis primos mirando desde arriba del pozo seco, y yo siento que recién ahora después de cuarenta años me estoy curando, de golpe, cuando lo vi y decidí no asesinarlo, sentí que antes de entrar a su consultorio había construido una escalera para bajar y subir el pozo, por eso no lo voy a asesinar, fíjese, con esta pistola que tengo en el bolso pensaba matarlo, de muchos disparos, como cuarenta balas traje, una para cada año de espera.  ¿Sabe Doctor?, lo voy a desatar, le voy a quitar las mordazas y no lo voy a matar, no lo voy a asesinar, aunque Endemus me haya traído hasta Usted, mejor si digo que Endemus me  trajo hasta mí, ¿no es cierto?, Doctor, yo, Doctor.