31.5.06

Hogar Clase Media II (o de segunda)

1) Poco le quedaría al corazón si le quitáramos su pobre
noche manual en la que juega a tener casa,
comida, agua caliente,
y cine los domingos.

Hay que dejarle la huertita donde cultiva sus legumbres;
ya le quitamos los ángeles, esas pinturas doradas,
y la mayoría de los libros que le gustaron,
y la satisfacción de las creencias.
Le cortamos el pelo del llanto,
las uñas del banquete, las pestañas del sueño,
lo hicimos duro, bien criollo,
y no lo comerá ni el gato
ni vendrán a buscarlo entre oraciones
las señoritas de la Acción Católica.

Así es nomás: sus duelos
no se despiden por tarjeta,
lo hicimos a imagen de su día y él lo sabe.

Todo está bien, pero dejarle un poco
de eso que sobra cuando nos atamos
los zapatos lustrados de cada día;
una placita con estrellas, lápices de colores,
y ese gusto en bajarse a contemplar un sapo o un pastito
por nada, por el gusto,

a la hora exacta en que Hiroshima
o el gobierno de Bonn o la ofensiva
Viet Mihn Viet Nam.

(Julio Cortázar, de Salvo el Crepúsculo)

2) Vamos con el plan A. Si me soñé allí, quizá tenga que ver con mi deseo (mierda!, el fracaso me pone en psi!). Por ahora, simplemente las maravillas del render: ubicar la cabaña en el terreno y pasearse por dentro, no es poca cosa.




3) Guille, gracias por tu fina pluma: ¨esas cosas relacionadas al azar, no son tu fuerte y mucho menos aquellas relacionadas a las trenzas inmundas y al chupapijismo. Mejor sin crédito que tragando semen de cualquier politicucho de cuarta¨.

4) Fin del episodio Hogar Clase Media