14.3.06

mírame y no podrás ver nada


1) La noche ya no tenía nada. Estaba vacía, plana, ni siquiera pegajosa o siniestra o angustiante. Nada. Ni amenazas.
- Entonces?
- Qué podemos hacer?
- ...
- Tal vez irme lejos, cosa que me evitaría ser mirado por los que me conocen mientras en medio de la calle le grito a la nada.
- ...
- Vos te imaginás, vos podés verte dentro de veinte años jubilado y descubrir que has estado tus últimos 20 años tan muerto como ellos? Muerto.
- ... (me puse en cuclillas como buscando una posición diferente, aunque presentía que estábamos poniéndonos de acuerdo).
- No se... Siento que se han caido varios ladrillos de lo que pensaba hace tiempo podía llegar a ser... Bueno, pero entra más luz... No está tan mal... Quizá sea una oportunidad, no se... Aunque ya es tarde para todo...
- Es cierto, me pasa lo mismo. Tenés razón, te juro que acuerdo con vos. Me voy a dormir.
Me acosté, encendí el televisor. Pensé en Charlie y la fábrica de chocolate, en la posibilidad de hundir las manos en el aparato y poder tomar algo de lo que allí estaba. Pero me ganó el sueño, y sólo había una polilla embistiendo frenéticamente contra la pantalla en blanco cuando desperté en la madrugada.

2) Si la noche había cerrado cuesta abajo, la mañana debía presentarse ventosa y con lluvia. Efectivamente. Crucé los largos pasillos deshabitados por la época del año. Un par de reuniones. Decidí tomarme un café. La cantina estaba desierta. Crucé un par de palabras con Rosita, la dueña, le dije que era un día para enamorarse y me dijo que a ella no le hacía falta señalando para arriba. Ah, dije, está bueno. No me creyó, la dejé mientras comentaba que algún día me iba a hacer falta, que dios nunca me abandona. Si, Sí, es cierto dije, como para dar un cierre. Salí al pasillo y encendí un cigarrillo. Me sentí observado. Giré. Efectivamente. Estaba parado a un par de metros y se acercó. 60 años, ingeniero, docente, dicen (no puedo asegurarlo) que era un buchón en la época oscura y que ayudó a conformar una larga lista de estudiantes/obreros que seguramente andan por madrid como dijo Cecilia Pando. Es oscuro, siempre solo, en la cantina, en los pasillos, mirando. Nunca había cruzado una palabra con él.
- Vos cómo era que te llamabas?
- Yo? Mmmmmmhhh, me parece que no me acuerdo, dije infantilmente pero como una invitación a ir a los bifes
- Vos sos M., no es cierto?
- Si
- Por dónde andás ahora?
- Parado frente a Usted...
- Ya no sos más docente no?
- Soy
- Dónde?
- ...
- No eras vos muy amigo de C.R.?
- ...
- Porque el elije muy bien a sus amigos...
- ...
- Ah, yo tenía entendido que ustedes eran muy amigos... Bueno, chau M.
Apagué el cigarrillo con la sensación de que la probabilidad de que existiera un terremoto y de que yo estuviera parado junto a la única pared que iba a desmoronarse era igual a 1. También era igual a 1 la probabilidad de que mis razonamientos no fueran tan míos.
Bajé las escaleras, había sol.

3) Es incomprensible que un individuo que haya estudiado profundamente la sociedad actual no sea comunista. Es incomprensible que un individuo que haya estudiado profundamente el comunismo, no sea anarquista. Has despedazado las leyes de tu corazón para someterte a las leyes de tu tribu.
Desarrolla tus defectos, que son acaso lo más interesante de tu persona. Las mejores cosas sobre mí las han dicho mis enemigos.
¡Oh, qué delicia! Jugar con fuego.

Collage de aforismos (licencia que me he tomado) de Vicente Huidobro. Chileno. 1893-1948