6.12.05

ese objeto del deseo

1) Era su deseo, pero no debía. Como en muchas otras circunstancias, tenía que enfrentar a los poderosos designios de su fatalidad. Podía sentir su olor, su mirada, la voz monocorde como una red que se precipitaba desde lo alto. Mientras registraba sus movimientos, tenía la sensación de estar sobre un tobogán, boca abajo, cabeza abajo, administrando las pocas energías que le quedaban para mantenerse allí, quieto, evitando deslizarse cada vez más velozmente hacia la profundidad del destierro, hacia la temida planicie de lo prohibido. En varias ocasiones, había logrado eludir lo ineludible huyendo, alejándose súbitamente, para luego hundirse durante horas en sus pensamientos.
Como una manera de ir debilitando sus impulsos, de ir lentamente silenciando los gritos de su extraña naturaleza, estudiaba las formas en que ocurriría, los métodos más sutiles para ocultar los hechos, iba armando un perfecto mecanismo de posibilidades, simulando diálogos posibles, amenazas posibles, defensas posibles, solamente por si en algún momento no podía evitar lo inevitable, por si no podía huir a tiempo, por si nadie acudía, sin saberlo, a recordarle nuevamente lo que no debía hacer.
Pensaba, sin tomar conciencia de que ese insistente pensamiento alimentaba al más formidable de sus monstruos, al más implacable de sus destinos. Sin tomar conciencia de que la mejor manera de permitir que algo verdaderamente suceda, es simplemente dedicarle tiempo a gestar los acontecimientos desde adentro, desde las débiles y desconocidas fibras de nuestra tormentosa existencia.
Cada vez que su cuerpo se estremecía por ese irrefrenable designio, frente a él no solamente estaba el objeto del deseo, y quizás ni siquiera podía saber cuál era realmente, si no que estaba frente a él todo lo que había pronunciado durante su vida, todo lo que había callado por no poder decirlo y todo lo que había oído. Estaban las perversas bocas de los otros, las sarmentosas y grotescas manos de los otros. Todo lo que habían dejado de darle, lo que no había tocado y todo lo que había detestado por tocarlo. Sin saberlo, estaba allí el comienzo y el fin de todos sus padecimientos, el inicio y el epílogo del espiralado recorrido que lo llevaría a encontrarse en el mismo infierno, rendido, sin horizontes, para emprender luego el definitivo camino de la redención, de la libertad sin límites.

2) reportajes a responsables de que Nippur se haya ganado un lugar indiscutido en la historieta argentina

3) "Si ustedes leen con atención a Nippur verán que hay un ritmo bíblico, hay un desarrollo de la saga heroica que transcurre lentamente. Las relaciones humanas son más sencillas, muy aldeanas, más bien orientales. La hospitalidad, los pastores, la soberbia de los reyes, las amistades simples del guerrero" (lucho olivera). Datos sobre nippur

4) a cuánto vendés tu blog?