
La primera, en el zoo de Córdoba, una mañana tan fria que lo único que podía confirmar por si misma era que sólo yo y mis dos hijos estaríamos dando un paseo matinal entre animales encerrados. La segunda, en mi casa, compartiendo unos mates con ese gran escritor argentino que está a un paso de la fama: el paso que está vedado para los que pueden ser confundidos con un mono en una mañana fría y desolada. Ojo, no hubo producción, lo encontré así, en esas condiciones (hablo de Borderline Carlito, no del mono).
Por esto, va el juego. Anote en los comentarios las 7 grandes diferencias que puede observar comparando las fotos, y estará ayudando a mi gran amigo a tener argumentos para dar ese gran salto. Lo necesita.