
- Y después de todo el universo qué hay, papá? Respuesta improvisada: la nada, hijos.
- Pero qué es la nada? Respuesta improvisada: la ausencia de todo, hijos.
- Pero cómo se que no hay nada? Respuesta improvisada: cada cosa se define por su opuesto, sabemos que hace frío porque alguna vez sentimos calor, la nada es la ausencia de todo, cualquier cosa que buscaríamos no estaría, hijos. Es como el cero.
- Cómo se generó el hombre? Respuesta improvisada: por combinación de elementos y por evolución, como en ese juego de química que tenemos, cuando mezclamos varias cosas surge otra, y si hay seres vivos comienzan a evolucionar.
Por un rato los tres navegamos ese inmenso mar de finitudes que somos. Mientras respondía iba pensando en los diversos problemas que tengo por resolver y me parecían, fugazmente, triviales. Ese momento era. Simplemente era, quizá otro grito desesperado lanzado al vacío, o quizá la máxima comunión que podemos tener cada tanto: la perplejidad frente a lo inabarcable, viéndonos próximos, abarcables.
Tomás cerró el debate: tengo sueño ya, además el cero si bien es nada es algo, papá, al menos es un número, no?.
Nota al pie: sólo por si quieren, por si tienen ganas: un post anterior contiene un viejo poema (escrito en el 90) que habla de la teoría del big bang, quizá uno de los mejores poemas que he escrito.
Referencia de la fotito