8.11.05

colgado de alguna baba del universo

ya no se cuánto hace que estoy nuevamente. salto entre interminables cercos de alambres de púas. hoy firmé cientos de títulos de gente que sueña que podrá estar mejor (mañana les daré la mano, les diré mucha suerte y esas cosas). además, respondí unos cuantos emails de otra gente puteándome por cosas que no hice. me enteré de casualidad que hubo una cumbre desde donde, siempre, se ve bastante poco, que se incendia parís y que los lunes no tendremos más la sonrisa de dios. sólo tengo imágenes de mis hijos invitándome al juego, a adivinar algún pókemon a partir de su descripción, a buscar hormigas reinas (yo tenía entendido que sólo ocurría con las abejas pero tuve que aceptarlo), a pasar huevos por el pico de una botella sin romperlos, a hacer unas pequeñas balsas para seguirlas hasta perderlas desde la orilla del río. es una calamidad lo que acabo de pagar por un alfajor y un café con leche. me hablaron todo el santo día de cosas que parecen interesantes y en las que presuntamente debería estar durante los próximos años. me encontré varias veces asintiendo tímidamente con la cabeza y frotándome los labios con el dedo índice. un par de amigos regresaron desde lejos. fumé poco. le quedan pocas horas al martes, entonces, a esta altura, sólo vamos a acusar recibo de las palabras de octavio, vamos sólo a ir a ese encuentro, muchacha:
¨entre tus piernas hay un pozo de agua dormida, bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma, cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro, labios entreabiertos y atroces, nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible, única tierra que conozco y me conoce, única patria en la que creo¨.