14.5.07
lo que nos queda
Un andar pendenciero, de confines. Un andar buscando camorra. Como esos cumpas insoportables de la secundaria. La bronca tiene eso. Lento peregrinaje como los atascamientos en las autopistas, como las colas de ingreso a los estadios. Una velocidad inexorablemente definida por otros. Ni más rápido ni más lento. Una guerra poco astuta para el invierno, descalza y famélica. No hay dónde sentirse. Ni el orgasmo te quita la certeza de la angustia, tampoco lo hace el ritual de caminar 40 minutos a paso sostenido. Se habla como titubeando, como contradiciéndose. Somos un grito quebrado, ahogado a mitad del grito. La bronca tiene eso.